Donde empieza y acaba cada pueblo
Yoseba Alonso ha estudiado y localizado numerosos límites territoriales de diferentes épocas históricas
Amaia Núñez Yarza
Montes y ríos han servido desde hace siglos como delimitación natural. Todos sabemos dónde empieza el pueblo de cada uno, o dónde acaba, qué piedra es de un lado, y cuál ya es del otro. Los límites han existido desde tiempos inmemoriales, donde cada uno defendía su territorio. «Todo el mundo se ha amojonado», comenta Yoseba Alonso, que ha estudiado los límites tanto municipales como provinciales en las últimas décadas, y es uno de los mayores expertos en la materia.
Pero la ordenación ‘oficial’ del territorio no comenzó hasta el siglo XII-XIV, con la creación de los primeros municipios. «Aquí en Gipuzkoa te das cuenta cuándo se van formando las villas. La primera villa que se va a formar va a ser por el rey navarro y va a ser San Sebastián. La segunda va a ser Getaria. Todo va a ser en la costa», explica.
Límite de los pueblos
Cada villa o municipio tenía su término, «donde ellos van a pacer sus vacas, su ganado, sus pastos…». Cada uno se organizaba alrededor de una iglesia y contaba con un alcalde, que a la vez era el juez. Asimismo, en algunas comarcas o valles contaban con un señor que, a la vez de dominar las tierras, daba protección a los vecinos que vivían en ellas. «Las condiciones para ser villa las daba el rey castellano, y con eso el derecho a defenderle, y ningún pariente mayor va a poder atacar ninguna villa», explica.
De hecho, es en esta época cuando surge la guerra de los bandos. «En 1450 los parientes mayores atacan Mondragón porque están hartos de las hermandades que hay en Gipuzkoa. El rey, en castigo, los manda al sur, hasta que hacen juramento de no volver a atacar. Porque habían ido contra la hermandad, contra el que les iba a defender, contra el rey de castilla», explica Alonso y añade que «hasta 1383 en Gipuzkoa solo vamos a tener 25 villas. De estas, las tres que de alguna forma van a destacar son Villafranca, Tolosa y Segura».
A cada una de ellas se unirán algunos pueblos: 18 a Tolosa, 9 a Villafranca y 6 a Segura. No eran todos, ya que algunos se unieron a las alcaldías mayores. «Había tres en Gipuzkoa: la de Sayaz, la de Areria y la de Artxondo». Es más, «la última villa fundada fue Villareal (Urretxu), hasta que en 1608 se crea Legazpia por 25 ducados por cada vecino».
Alonso comenzó a estudiar los límites municipales hace dos décadas, cuando fue de concejal en Olaberria. Poco a poco se fue interesando cada vez más en el tema, y tiene definidas las delimitaciones, tanto municipales como provinciales, de distintas épocas. Aun y todo, aclara tajante que «en este caso ocurre como con los testamentos: el válido es el último que se hace». La mayoría de los que rigen hoy en día son de la década de 1940.
Localizar mojones o mugarris
Para saber con exactitud las delimitaciones realiza labor de estudio en los archivos como de campo, intentando localizar los mojones o mugarris. Estos suelen estar colocados en los puntos en los que confluyen tres o más límites. Cada mugarri tiene su nombre, que coge del terreno o del entorno en el que está situado. «En Gipuzkoa la mayoría son de tres, pero hay algunas de cuatro. Las más significativas».
Entre estas destaca la de Domiko, «una de las más viejas», que es la que delimita Beasain, Beizama, Goiatz e Itsasondo. «Una de las piedras, de 1585, es del gran pleito que va a tener la señora de Yarza con el tema de los terrenos comunales». Otro mojón de estas características está en Matxinbenta, con el límite entre Azpeitia, Beasain, Ezkio e Itsaso. De cuatro municipios también son la de Anoeta con Villabona, Zizurkil y Asteasu, con una piedra de 1871; y la de Hernio.
Asimismo, en las de tres «la más espectacular y la que más nos gusta» es la de la muga entre Gipuzkoa, Álava y Navarra, llamada Irumuga. «Por el trabajo que estamos haciendo en la Parzonería, sabemos que se ha desplazado unos 200 metros para arriba, en 1806. Estaba fuera de línea y lo subieron a la loma». Los límites provinciales, en este caso, dependen mucho de la situación territorial del siglo XV, cuando Gipuzkoa pertenecía a Castilla, y a Navarra solo lo que es la Burunda.