Huellas Neanderthales en la cueva de San Adrián
Durante el mes de julio una decena de estudiantes y voluntarios han participado en las labores de excavación que la Sociedad de Ciencias Aranzadi ha llevado a cabo en la cueva de San Adrián
Los miembros de la Sociedad de Ciencias Aranzadi siguen destapando los secretos que guarda la cueva de San Adrián, en Zegama. Este año los trabajos de excavación se han desarrollado en dos emplazamientos: el lado del antiguo hostal y el lado de la ermita. En ambas han conseguido vestigios útiles para saber más sobre la vida que ha existido en ellas a lo largo de los siglos. En la campaña de 2023, celebrada en julio, han participado una decena de estudiantes y voluntarios, bajo la coordinación de los arqueólogos Alfredo Moraza, Manu Zeberio y Jesús Tapia, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi.
Los trabajos se han desarrollado en dos sectores diferentes: la zona de la Ermita y la zona del ostatu. En la zona más próxima a la antigua Ermita (antiguo Polvorín carlista) el equipo ha podido localizar evidencias claras de ocupación humana relacionada con el Paleolítico medio (período Musteriense), en concreto diversos fragmentos de fauna y una docena de utensilios de piedra.
La mayor parte de esos huesos presentan signos de uso humano para su descarnado (huesos golpeados y rotos para extraer la médula). En cuanto a los utensilios de piedra, la mayoría son lascas y un raspador, ejecutados tanto en sílex, (procedente de Urbasa y Treviño) como en arenisca. Son piezas elaboradas a través de técnicas muy específicas y especiales que nos ponen en relación directa con el grupo humano de los neandertales. Estas piezas aparecieron al final de la campaña por lo que el próximo año el equipo de arqueología seguirá la pista de los Neanderthales en San Adrian.
Neanderthales en San Adrian
Los Neanderthales fueron una especie humana que ocupó Eurasia en un período de tiempo comprendido entre hace 240.000 y 40.000 años, y las incógnitas sobre su desaparición siguen siendo motivo de investigaciones arqueológicas punteras a nivel mundial. Antes de desaparecer hace unos 40.000 años, durante la Edad de Hielo, los neandertales mantuvieron relaciones con nuestra especie en distintos lugares de Eurasia, y en nuestro genoma subsisten algunas huellas genéticas en una pequeña proporción.
Los Neanderthales tenían una inteligencia y unas aptitudes parecidas a las nuestras. Por ello, es imprescindible obtener el mayor número de datos y conocer sus comportamientos, técnicas, planificación de campamentos y estrategias para recorrer el territorio. Pero nunca antes se había encontrado cultura neanderthal a una altitud tan grande como es el caso de San Adrian, que se encuentra a 1000 metros de altitud.
Muro de la Edad Media
En la otra área de trabajo, en el emplazamiento del antiguo ostatu o venta caminera, los resultados obtenidos han sido también muy interesantes. En este sector se ha podido certificar la presencia de un muro de grandes proporciones, unos 13 m de largo y 1,20 m de ancho, que en el momento de su registro se encontraba prácticamente reducido a sus cimientos. Este muro podría haber sido una fortificación militar habilitada en un momento bastante temprano (en torno a los siglos XI-XII aproximadamente). Un castillo que pudo ser edificado por el Reino de Pamplona con objeto de garantizar el control de este estratégico sector a caballo entre los territorios actuales de Gipuzkoa, Alava y Navarra.
Esta Fortificación será muy probablemente reconstruida a finales del siglo XIII, tras la conquista de la zona por el reino de Castilla, formando parte fundamental de la línea defensiva fronteriza frente al vecino reino de Navarra. Esta construcción será finalmente demolida en las primeras décadas del siglo XVIII ya que se realizará del sistema viario para carros y carruajes y se construirá una gran venta caminera sobre los cimientos de esa antigua fortificación (actual muro de cierre).
De esta manera los trabajos arqueológicos efectuados han permitido ofrecer nuevos e interesantes datos sobre dos períodos específicos de nuestro pasado de los que no existen muchos datos. Confirmando los destacados valores tanto naturales como culturales que presenta este singular entorno abierto entre los montes Aizkorri y Aratz, y que acoge bajo las paredes del túnel una buena parte de los períodos de presencia humana en nuestro territorio, desde la prehistoria hasta nuestros días.