El desembarco del canal guipuzcoano

El desembarco del canal guipuzcoano

El canal diseñado por Manuel Peironcely en 1840 llevaba desde Tolosa hasta Donostia el transporte de mercancías

Amaia Núñez Yarza

A principios del siglo XIX hubo un proyecto de un canal para transportar mercancías que cruzaba Gipuzkoa, desde Tolosa hasta Donostia. Al igual que hoy en día la zona de la estación del Norte se ha convertido en referencia para el transporte de viajeros en la capital, el canal iba a transformar la misma zona en un puerto para el desembarco de las mercancías que se transportarían a través de ese canal desde el interior de la provincia hasta la costa.

Que la estación de trenes de la capital guipuzcoana esté en ese lugar no es una casualidad. Cuando diseñaron el trazado para el canal ese era el punto donde finalizaba el trayecto. «Ya en 1834 estaba aprobado hacerlo», explica el investigador experto en mugarris Yoseba Alonso sobre el proyecto. La Primera Guerra Carlista atrasó la entrega de los planos a Peironcely hasta 1844. Manuel Peironcely, ingeniero de caminos, canales y puertos del Gobierno de España, fue quien realizó los dibujos que Alonso encontró en una de sus investigaciones. «Él mismo se da cuenta que es un proyecto poco viable», indica Alonso, no por el coste económico, sino por otro avance que facilita el transporte de mercancías y que ya está en marcha en otros países: el tren.

Así, siguiendo más o menos la línea que había marcado para el canal de navegación, diseñó el tramo del ferrocarril que se construyó posteriormente. Según Alonso, «si se hubiera construido el canal, luego hubieran hecho el ferrocarril por otro lugar».

La razón por la que se inició el proyecto fue principalmente la modernización del transporte de mercancías. «De Tolosa a Donostia tardaban un par de días y en barco lo podían hacer en dos – tres horas», explica Alonso, que logró los planos originales en el Archivo Provincial de Tolosa. A principios del siglo XIX el comercio de lana llevaba el material a Ruan (Francia), donde el puerto recibe tráfico marítimo y fluvial, a través del río Sena desde hace siglos. Aun así, en la década de 1840 «ya saben que no va a funcionar, pero hacen el estudio con el que luego se van a guiar para hacer el ferrocarril».

Modernizar el transporte

Este nuevo transporte llegó a Gipuzkoa en 1863, con una línea que unía Beasain con Donostia inaugurada el 1 de septiembre, y que estaba dentro de la vía que iba de Madrid a París. Desde Madrid a Donostia se tardaban 17 horas en tren. «Este canal tiene la importancia de que es una época en la que quieren el progreso», a pesar de verse atrasado por las continuas guerras en ese siglo. «En el fondo lo que querían era el trasvase Cantábrico-Mediterráneo, para no tener que dar toda la vuelta». Ese progreso lo tendrían muy presente en las siguientes décadas y, en este sentido, Gipuzkoa llegó a tener la red ferroviaria más densa del estado, que lo situaba a niveles de los países europeos más desarrollados del momento.

El plano original al que ha tenido acceso Alonso data de 1840. Aunque el canal comenzaba en Tolosa, saltaba del río Oria al Urumea desde Andoain y continuaba hacia Urnieta y Hernani. A Donostia llegaba desde Riberas de Loiola. La zona ha sufrido innumerables cambios, pero todavía se pueden localizar algunos lugares identificativos, entre ellos, la Misericordia, donde actualmente está el polideportivo Zuhaizti. El diseño del canal era anterior a muchas de las edificaciones que se conservan y, por ejemplo, pasaba por la mitad de donde posteriormente se construyeron los cuarteles. «De haber llegado a hacerse, el desarrollo urbanístico hubiera sido diferente».

«El mayor problema era dónde cargaban. El puerto de Donostia estaba donde lo conocemos hoy, pero el verdadero puerto de Donostia está en Pasajes. En Pasajes está la Compañía de Caracas, el gran negocio», explica. Con el canal, la mercancía hubiera tenido que ser transportada de otra forma hasta el puerto. Con el ferrocarril, la línea podría continuar hasta unirse con la de Francia.