Ladis Alonso: «El jabalí es un animal muy listo, huidizo»

Ladis Alonso cazando. Foto: Núñez

Ladis Alonso: «El jabalí es un animal muy listo, huidizo»

Ladis Alonso lleva toda la vida cazando como hicieron sus antepasados

Amaia Núñez Yarza

Tras años de pocos ejemplares, los montes hoy en día están llenos de vida y son muchas las especies tanto de animales como de aves que se pueden ver, oír o intuir: liebres, jabalíes, malvices, corzos… incluso los depredadores como milanos y águilas ratoneras.

La afición a la naturaleza y a la caza van de la mano en Ladis Alonso. Es cazador desde joven, una afición que ha heredado de la familia. Sus bisaluelos, abuelos, padres y tíos… «A mi abuela le encantaba la caza. Hacía lazos con el pelo para cazar perdices», recuerda. «Mi padre cazaba con la yegua. Metía la escopeta y a veces disparaba, y otras veces hacía como los indios: iba a galope, se ataba una pierna, se inclinaba y cogía las liebres con la mano. Tenemos fotografías incluso. Tenían yeguas y caballos».

Alonso comenzó de joven, y aunque en aquella época cazaba más, hoy en día prefiere los trofeos en la caza mayor. Estos son animales de más de 12 años. «Si voy a cazar y sé que es una hembra o si es pequeño, prefiero no tirar. Solo intento cazar jabalís grandes y con colmillos. Es una cosa que tengo de siempre. Hay gente que prefiere la cantidad y de cualquier tamaño. Yo si cojo uno bueno al año, me vale». Por eso, no le gustan las competiciones, «salen con ansias de matar», ni las cacerías organizadas en las que «sabes que vas a cazar» seguro.

Para cazar jabalíes participa en batidas organizadas con el permiso de las Federaciones con el objetivo de regular la población de estos animales, también de corzos y liebres. «Hay cupos para que la especie siga adelante», explica y añade que «cada jabalina puede tener cuatro o cinco crías, ahora dos veces al año porque no hace los fríos que hacía antes. Si en un monte tienes cuatro con un macho, en pocos años puede ser peligroso por los accidentes que pueden ocasionar».

Al igual que defiende la caza como medida de regular la población, también admite la necesidad de otros animales depredadores que también se cazan en algunos lugares, como pueden ser los zorros -«comen también ratones, si no, es posible que habría muchos más»-, y rapaces como las águilas «que comen liebres, pero también serpientes». En su opinión «hay que buscar el equilibrio».

Los animales que caza no solo son trofeo, si no también comida. «Se aprovecha todo. La piel no se aprovecha, solo si lo vas a disecar», comenta. «Si se deja en el monte no se va a desperdiciar, porque lo va a comer un buitre u otros bichos, pero a mi me gusta aprovechar la carne. A mi padre, mi tía y a los amigos les gusta y lo comparto».

En este sentido, le encanta disfrutar del momento y, si no caza, «el juntarte con la cuadrilla, la comida, la sobremesa, las amistades que he hecho…» ya le es suficiente. Por eso, «me gusta decir que ‘la caza no es un deporte de sangre, si no un deporte que se lleva en la sangre’. A algunas no les gusta, pero es como en la prehistoria, se caza para comer», indica.




Los trofeos que obtiene suele homologarlos. «Mandas a la Homologación de Trofeos de Madrid tu nombre con los datos del animal y te dan un diploma y una medalla», explica. Según las medidas de los cuernos, la boca, etc. cada ejemplar recibe una puntuación y, en base a eso las medallas se distinguen entre oro, plata y bronce. «En jabalíes, tengo un oro, dos bronces y una plata, ésta de un ejemplar de 97 kilos que maté a puñal y tengo la cabeza disecada»,y cazados en cinco comunidades diferentes: Gipuzkoa, Navarra, Salamanca, Huesca y Cáceres.

En su opinión el jabalí es «un animal muy listo, huidizo, que casi no se ve», por lo que para Ladis Alonso es un reto. «Es difícil cazarlo. Dicen que ha agudizado mucho el olfato y el oído por lo acosado que se ha sentido siempre. Por eso anda de noche. Dicen te huele a un kilómetro, depende de tu olor y que es capaz de oler la pólvora. El ruido sí, me he dado cuenta que a 100 metros te oyen si pisas una rama. Ya sabe dónde estás más o menos y se van a otro lado».


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