Alberto García: «Muchas veces en los diálogos griegos no se llega a nada o se llega a algo muy contradictorio»
Alberto García González autopublicó su primer libro, ‘Terós’, con textos filosóficos con formato de diálogos
Gracias a un comentario ordinario, Alberto García González se adentró en un mundo totalmente nuevo y «maravilloso». Tras licenciarse en Filosofía, publicó el libro ‘Terós’, compuesto por siete diálogos sobre diferentes temas, al estilo de Platón, el primer autor filósofo al que leyó. «Tendría unos 26-27 años, estando en un local con colegas, no recuerdo exactamente de qué estábamos hablando, pero un colega me dijo ‘eso que acabas de comentar, te gustaría mucho Sócrates’», recuerda.
En aquel momento, García no tenía «ni idea» de quién era el filósofo griego, pero la curiosidad hizo que buscara un libro de Platón, ya que Sócrates no escribió nada en realidad. «‘El banquete’ fue lo primero que leí de Platón y me quedé maravillado».
En aquella época no tenía ni el graduado escolar, pero decidió comenzar a estudiar para poder profundizar en el tema. «Empecé a estudiar porque me interesó el formato que estudié. Saqué la ESO en la EPA, hice el acceso para mayores de 25 años en la universidad, terminé la carrera y al año o dos de acabarlo publiqué el libro», resume, todo ello mientras lo compaginaba con su trabajo en un bar.
Los textos abarcan un espacio temporal de once años, desde que comenzó a estudiar la ESO hasta que finalizó la carrera universitaria. «El primero que empecé a escribir era sobre el amor, y el último que reescribí también fue ese».
Cada diálogo trata de un tema diferente: ontología, metafísica, amor… «Hay algunos que se repiten. Por ejemplo, el tema teológico es recurrente», explica. También el ontológico. «El tema de qué es, porqué es, qué características tiene, distinguir una cosa de otra, lo esencial de las cosas… creo que es lo más central en mi pensamiento». El orden en el que los ha publicado es aleatorio y diferente al que los escribió, por lo que también se pueden leer en cualquier orden. «El de ‘El infinito en un nenúfar’ tiene una inspiración eleática. El tema de las paradojas de Zenón el eleático, el tema de ‘Aquiles y la tortuga’, es muy similar al que trata ahí», comenta.
En filosofía lo que más le ha interesado ha sido principalmente la Grecia Clásica y el haber escrito diálogos también tiene la influencia de Platón. «Según iba teniendo ideas iba escribiendo cosas. Piensa que lo primero que empecé a leer, que no había leído nada en mi vida, era a Platón. Y Platón escribe diálogos».
Lo importante de esta clase de textos para García es que «no te está dando la chapa diciendo cómo son las cosas, si no gente que discuten entre ellos. Gente que opina a su manera, y llegan a veces a algo, a veces no. Muchas veces en los diálogos griegos no se llega a nada o se llega a algo muy contradictorio. No se llega a algo satisfactorio muchas veces, aunque se pretende», subraya. «He leído obras que son desde la perspectiva del autor y me han parecido aburridas. Pueden ser interesantes, pero la forma me ha parecido más aburrida que un diálogo».
Hacer pensar
Los textos los tenía guardados en casa y fue su madre, Miren González, quien se interesó por publicarlos y le buscó una editorial. Autopublicó cien ejemplares, ya agotados, y solo se puede adquirir por internet.
El objetivo al escribir los diálogos fue «darle a la cabeza de forma lo más racional posible. No es algo sentimental, no tienen nada que ver con la poesía». De los siete diálogos, destaca dos: «uno de los momentos de más lucidez que he tenido al escribir fue en la de ‘La excelencia en sí’, una crítica que se hace al relativismo», recuerda. Pero no todos han sido serios y también ha escrito alguno por diversión, como ‘Una conversación sin importancia’. «Lo que trata ahí es un cachondeo, no es nada serio».