El gran invento de la bicicleta
Los primeros modelos de bicicletas tenían las ruedas de madera, rodeado con un aro de acero para evitar el desgaste
Aún no hay aquí en general cultura para valorar estas piezas con categoría de ‘arqueología industrial’. Esa sensibilidad y sapiencia es lo que le sobra al ‘maestro’ ataundarra Jesús Mari Echeberria para catalogarlas y valorarlas. Esta arcaica bicicleta marca ‘Michaux’ de la fotografía 1, que localizó y compró en una feria de Reims a un coleccionista inglés, tiene categoría de pieza maestra.
Pierre y Ernest Michaux ya comercializaron hacia 1861 un primer mecanismo con ruedas antes que la bicicleta. Los hermanos Olivier en esa época no se habían graduado aún como ingenieros en la “Escuela Central de París”, y éstos si tuvieron algo que decir en las futuras innovaciones de dichos mecanismos, hasta llegar a la bicicleta comercial del modelo de la foto 1. Fue en agosto de 1865 cuando los hermanos Aimé y René Olivier, junto con un amigo suyo, iniciaron y terminaron con éxito la aventura de recorrer París-Avignon, montando las bicicletas ‘Michaux’ durante los 794 kilómetros, similares a las de dicha foto, en apenas ocho días.
Poco después tres hermanos Olivier formaron sociedad con Pierre Michaux, uno de los pioneros fabricante de velocípedos, para revolucionar ese nuevo mundo con dicha bicicleta. Pierre Michaux aportó 16.000 francos, y los tres hermanos Olivier otros 50.000 francos más para crear la empresa ‘Michaux y Cía’, manteniendo la marca ‘Michaux’ que ya estaba en el mercado. Las ingeniosas innovaciones que efectuaron en ‘Michaux y Cía’, parte de las cuales podemos verlas en dicho modelo de la foto 1, marcaron la pauta a partir de entonces. La elegante señora que vemos hacia 1868 en la foto nº2 montada en una de esas bicicletas apodadas ‘Michaulinas’, es la prueba comercial de su gran éxito en el mercado.
El que ambas ruedas sean totalmente de madera es un dato significativo de su antigüedad. Nuestra curiosidad por tales innovaciones nos ha llevado a que Jesús Mari, erudito en ese singular mundo de las antigüedades, enumere a su juicio las más importantes innovaciones que muestra dicho modelo. Las resumimos en el siguiente cuadro nº3 con seis fotografías de detalle así:
1º.- Las dos ruedas y las cajas de los bujes son de madera, ambas de 12 y 14 radios, aunque con un importante avance para evitar el desgaste de su zona de rodaje. Llevan un bandaje de acero circunvalando la anterior rodadura de madera, según vemos en imagen del detalle A.
2º.- El sillín del ciclista está montado sobre un fleje o muelle de acero al silicio, de tal forma que, con su gran flexibilidad, puede absorber sin problemas las irregularidades del piso, de forma que los ‘saltos’ lleguen muy amortiguados al ‘culo del ciclista’, tal y como intuimos en la foto de detalle B.
3º.- La luz de la bicicleta, al igual que los antiguos faroles de los carruajes de tracción animal entonces, incluye un farol de cristal cerrado alimentado desde su parte inferior con una vela que se incorpora al mismo a través del cartucho que vemos en la fotografía del detalle C.
4º.- Los pedales de bronce siempre mantenían la misma posición vertical para una ‘calada’ rápida de las zapatillas ciclistas, gracias al contrapeso que ambos pedales incorporaban en la parte inferior de su mecanismo, tal y como vemos ahora en la foto del detalle D.
5º.- Ambas ruedas con distintos bujes de madera tenían en sus extremos dos robustos anillos de acero, junto con cojinetes de fricción de bronce sujetando y reforzando las cajas estancas de madera para atenuar el rozamiento. Mostramos el mecanismo de la rueda trasera en la imagen del detalle E.
6º.- Los frenos de la bicicleta eran sencillos e innovadores, hasta tal punto, que solo girando con ambas manos las dos zonas de apoyo del manillar, según ese detalle F que vemos en la foto nº1 anterior, se tiraba de la correa F´ con la presión necesaria para activar la zapata situada sobre el bandaje FF metálico y frenar. Se intuye bien en la última foto del cuadro de imágenes nº3.
Después, ese muelle marcado como M hacia retroceder automáticamente otra vez dicha zapata cuando se dejaba de girar con ambas manos los extremos del manillar. El resto de las innovaciones efectuadas entonces en ese gran invento del siglo XIX que fue la bicicleta lo dejamos como trabajo para el lector. Este modelo ‘Michaux’ ya funcionaba así hace más de siglo y medio.
A título de curiosidad diremos también, que Joseph Marié, otro inventor de esa época, hasta se atrevió a patentar una bicicleta magneto-eléctrica el 28/4/1869. Una utopía entonces, si, pero que finalmente hemos visto hecha realidad en pleno siglo XXI con gran éxito en el mercado. La ‘prehistórica’ bicicleta marca ‘Michaux’ de Jesús María Echeberria, mostrada en esta crónica, es sin duda una valiosa pieza de ‘arqueología industrial’.
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