Kristina Galarraga: «Para escribir la novela de ‘Mikel’, andaba en casa con los ojos cerrados»
La escritora Kristina Galarraga tiene ya en imprenta su próxima novela
Agurtzane Núñez Yarza
Cuando comenzó a escribir su primer libro, se podría decir que Kristina Galarraga no había escrito en su vida. «Leo mucho, pero no había escrito nada más allá de un relato con el que gané un concurso con 14 años y mi diario», recuerda. Pero hace seis años, a raíz de la muerte de su hijo Axier, surgió su necesidad de volcar todos sus sentimientos en un libro y comenzó su andadura como escritora.
El primero fue un homenaje a su hijo, ‘Una vida contigo’. «Tenía necesidad de contar su vida, sus viajes… Tuvo tan buena acogida que se agotó, y la gente me pedía que haría otra edición, pero en vez de eso, hice otro libro, ‘Retales de vida’», explica. Desde entonces, ha ido a libro por año. «Para pasar las diferentes fases del duelo a algunos les cuesta dos años, a otros más… a mi me ayuda escribir», define.
Y es que durante los primeros meses, «no podía dormir, así que me levantaba de la cama y me iba a pasear». Todos esos paseos por el camino que va de Beasain a Ataun sirvieron de base para la segunda publicación. «Reuní muchas de las fotos que sacaba en los paseos, fotos de mi hijo, y les escribí haikus, poesías o pequeños relatos», indica Galarraga, que es educadora en una Haurreskola.
Pero después de su segundo libro casi biográfico, se propuso un reto mayor. «Pensé que ya había terminado, pero no, me entraron ganas de escribir mas. A mí me gusta mucho leer y me pregunté ‘¿y por qué no escribir una novela? Voy a intentarlo’», recuerda.
Eleonora e Izadi
Así surgió su primera historia de ficción, ‘Eleonora, la hija del bosque’. Cuenta la historia de Eleonora, que logra su sueño de convertirse en veterinaria en una sociedad situada en el siglo pasado. «No la sitúo en una época concreta, pero sería alrededor de los 80».
«La historia surgió como consecuencia de todos esos paseos, viendo la naturaleza y los animales. Siempre voy con una libreta, y luego recojo esas ideas», indica y añade que «me gusta observar lo que sucede, los olores, los sonidos… al escribir recojo todas esas sensaciones».
Su primera novela tuvo una gran acogida, y consiguió unos lectores fieles que todavía le siguen. «La gente me decía que no les podía dejar así, que tenía que tener una segunda parte. Les decía que lo imaginara cada uno, pero, al final, al año siguiente publiqué ‘Izadi, un canto a la vida’, que cuenta la historia de la hija de Eleonora», explica.
«El libro se agotó y algunos me pidieron que hiciese una segunda edición, pero no, ya que yo autopublico mis libros. Cada uno tiene una tirada de 100 ejemplares y los vendo por mi cuenta, en algunas tiendas de Beasain, y también se pueden conseguir en la tienda online de la editorial Rubric», subraya Kristina Galarraga. La mayoría ya están agotados, «aunque siempre dejo uno en la biblioteca de Beasain», para que cualquiera pueda pedirlo en préstamo.
En sus novelas, aunque sus protagonistas hayan sufrido alguna desgracia, siempre está de fondo el afán de superación y las ganas de luchar por su lugar en el mundo. También tiene siempre presente su amor por la naturaleza, que refleja en sus protagonistas. Por ejemplo, «Eleonora va a estudiar veterinaria en Madrid, en una época en la que no estaba bien visto que la mujer estudiara».
Después de la saga de Eleonora e Izadi, Kristina Galarraga se sumergió en una nueva historia con ‘La mirada de Mikel’. «Cuenta la historia un niño que nació ciego y es adoptado por Alma. Y como beasaindarra que soy, lo sitúe en Goierri. Me apetecía hacerle mi pequeño homenaje a la comarca», resume. «Para escribir me suelo documentar, pero para esta, además, andaba en casa con los ojos cerrados, para saber cómo desenvolverme, el tacto, los olores… cosas que no te imaginas».
Su último libro, de momento, es ‘Paula, la aviadora de las estrellas’, que cuenta la historia una joven que logra su sueño de ser piloto, y que termina encontrando su misión en un viaje a Malawi, aunque antes también colaboró en el libro ’15 miradas al amor’.
El siguiente libro, ‘Cartas a Maria’, ya lo tiene en imprenta, «y se sitúa también en el Goierri, durante la Guerra Civil. Lo he escrito en nueve meses, aunque me he tenido que documentar un montón viendo películas sobre la época, leyendo», explica la escritora. «Junto al conjunto monumental de Igartza hay un monumento a los 32 vecinos fusilados en el pueblo cuando entraron los sublevados, y siempre que pasaba por ahí pensaba que merecía un libro».
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