Minería en el valle del Leitzaran

Minería en el valle del Leitzaran, homenaje a los mineros de Burdina taldea. Foto: Luismari Núñez

Minería en el valle del Leitzaran

Burdina taldea ha reconstruido una boca mina en Andoain para poner en valor la minería en el valle del Leitzaran

Amaia Núñez

La extracción de mineral es uno de los trabajoa más antiguos y la minería en el valle del Leitzaran. Hace más de 3.000 años ya se trabajaba el hierro en Gipuzkoa. Algunas de aquellas minas se explotaron durante siglos y algunas continuaron hasta bien entrado el siglo XX. En el valle hay una treintena de minas, la mayoría de ellas fueron explotadas.

Hace unas semanas, Burdina taldea colocó una reconstrucción de una boca mina con elementos y materiales originales en el jardín de la casa Urigain de Andoain, junto al camino de la Vía Verde del Plazaola, como homenaje a todas las personas que trabajaron en ellas. «El oficio del minero en aquella época era de los más duros. No es que solo trabajaba en la mina. Si no que después de la mina trabajaba en el caserío», explica Xabier Arruti ‘Txanka’, miembro del grupo.

La reproducción cuenta con todos los detalles posibles, desde la boca de la propia mina hasta las vías por donde transportaban los vagones, que también están llenos de hierro. Toda la instalación, por supuesto, está realizada en hierro.

Los primeros documentos que aluden a la minería en el valle del Leitzaran son del siglo XV, aunque es conocida su explotación desde la Edad del Hierro, cuando se extraía el mineral de hierro que luego se elaboraba en el propio valle en las haizeolak; estas eran ferrerías ubicadas en el monte que funcionaban como su propio nombre indica con la fuerza del aire, sin agua.

Se puede decir que las ferrerías fueron la industria más importante de la zona durante siglos, hasta la llegada de la industria en el siglo pasado. En ellas, el mineral de hierro que se extraía en las minas locales se convertía en hierro metálico para después elaborarlo en las fundiciones.

Aunque no tienen datos exactos, los miembros de Burdina taldea calculan que en el valle andoaindarra se registraron al menos una treintena de concesiones mineras desde que se publicó la Ley de Minas en el año 1868. «Dichas concesiones autorizaban a extraer minerales en caso de ser localizados, lo que no siempre ocurría. Pero la cifra nos da una idea de la importancia que tuvo esta actividad en nuestro pueblo», resaltan desde Burdina.

Además, la minería no era solamente extracción y elaboración del mineral, si no que a su alrededor se creó toda una red para transportar el producto, tanto desde las minas a las ferrerías de la zona, como de estas al exterior del valle para distribuir el producto realizado. Para ello, al principio se utilizaban recuas de mulos y carros tirados por bueyes, y desde la llegada del ferrocarril, a partir del siglo XIX, también se utilizaron éstos para transportar el mineral. Entre los trenes destaca el Plazaola, a partir de 1904 y cuyo trazado iba desde Pamplona hasta Andoain, y posteriormente a Lasarte, para dar servicio a la comarca.

En el caso del Leitzaran hubo varias propuestas para el transporte del mineral: uno por Tolosa y otro por Andoain. «En el caso de Tolosa era por vía aérea, por Andazarrate a Zarautz», indica; aunque al final se decidieron por el transporte por tierra y construyeron el Plazaola.

Este ferrocarril se construyó con el propósito de transportar el mineral ya calcinado procedente del yacimiento Bizkotx, ubicado cerca del límite con Navarra, hasta el ferrocarril del Norte, que lo llevaba después hasta el puerto de Pasajes. En 1914«deciden que no termine aquí en Andoain, si no que lo desplacen hasta Lasarte y de Plazaola hasta Iruña. Y ya lo aprovechan para hacer de pasajeros». En el lado opuesto estaban los llamados ‘ferrocarriles de sangre’, trenes «más modestos» que utilizaban tracción animal.




Minería tradicional

Hubo tres ferrerías del Leitzaran en Andoain: Olazarra, Olaberria y Urrillondo. Al igual que el resto de las ferrerías del valle, en un principio se abastecieron exclusivamente del mineral local, aunque posteriormente tuvieron que importar material de otras minas, concretamente de Somorrostro, ya que «su coste se había reducido y tenía más calidad para ciertas aplicaciones».

En la bocamina que han reproducido han utilizado material original de la época: las vías y el mineral son del Leitzaran; la vagoneta, en cambio, procede de otra mina. Lo han querido reproducir con tanta exactitud que hasta le han colocado la ‘sirena’: un trozo de vía colgando a un lado de la entrada a la mina, a la que se golpeaba con una barra que hay colgando para llamar a trabajar a los mineros.

El uniforme de los trabajadores estaba compuesto por un pantalón bombacho «que lo utilizan toda la semana y que luego también lo utilizan en casa»; como casco un pañuelo a cuatro nudos, y la máscara era una esponja mojada y atada con gomas para que no les entre el polvo. «No existen guantes. Es muy triste, es muy pobre». Aun así, hay diferencias respecto a otras minas como las de Asturias o Bizkaia: aquí las mujeres y los niños no trabajaban en las minas.




Pequeños pueblos

El valle era un mundo casi aparte de la calle donde se agrupaban muchos oficios. Pero no solo era trabajar. «Las cocinas de los caseríos eran una especie de cantinas donde cualquiera se podía sentar y comer, echaban la partida…». Y, como no todo era trabajar, también tenían sus fiestas. «Según nos cuentan algunos mineros que hemos ido conociendo, se solían celebrar fiestas casi todos los domingos en la zona de Ameraun.

Se juntaban, hacían comidas, partidos de pelota, campeonato de palancaris, ya que eran palancaris y trabajaban con la palanca dentro, había bertsolaris… todavía hay restos de aquello. Había un poco de todo porque en el valle del Leitzaran había muchos oficios: estaba el oficio de ferrón, molinero, minero, transportista o carretero, el pastoreo… todo lo que ahora podemos encontrar aquí en la calle, se encontraba allá», explica Arruti.

El mineral de hierro que existe en el valle se originó cuando se formó el macizo granítico de Aiako Harria, hace 250 millones de años. «El magma solidificado penetró entre las rocas del Paleozoico formada por pizarras y areniscas y produjeron a su alrededor depósitos mineros de origen hidrotermal, principalmente de hierro y también de cobre, plomo y zinc», explican.




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